Una mudanza, un cambio de decoración, problemas de espacio,… hay un sinfín de razones por las que en ocasiones nos vemos obligados a retirar por un tiempo determinado algunos muebles de nuestro hogar. Si queremos que esos muebles se conserven en buen estado para que podamos volver a utilizarlos hay que tener en cuenta una serie de pasos:
PASO 1. Limpiar el mueble.
En primer lugar hay que retirar el polvo de todos los rincones del mueble. Para ello es recomendable el uso de un paño de algodón húmedo que no dañe la superficie. A continuación, hay que secar la humedad que haya quedado. Si el mueble tuviera salpicaduras, manchas de grasa o, por ejemplo, marcas de vasos se recomienda usar también cera para madera.
PASO 2. Proteger y nutrir.
Si el mueble no está barnizado podemos añadir un aceite nutritivo. Éste impregnará las fibras de madera como haría la resina de forma natural y ayudará a que los muebles no se agrieten y no pierdan luminosidad. Además, debemos protegerlo con un líquido anti carcoma.
PASO 3. Embalar y guardar.
Para preservarlos es recomendable usar telas que los protejan de la luz y nunca plásticos, Hay que colocar la tela en el suelo, situar el mueble encima y a continuación elevar la tela hasta cubrirlo totalmente. Después, atar una cuerda alrededor del mueble sin apretar demasiado. Así, los protegemos correctamente de cualquier amenaza externa y del paso del tiempo.
PASO 4. Almacenar
Algo esencial es encontrar el lugar más adecuado para el almacenaje. Los pasos anteriores son básicos, pero si no escogemos el lugar adecuado de nada habrá servido lo anterior. Por ello, debemos buscar un espacio donde la luz solar no entre directamente y sobre todo que no haya humedad.